Es una pequeña semilla originaria de México que proviene de una planta de la misma familia que la menta y la salvia.
Es una de las principales fuentes vegetales de ácidos grasos omega 3. A la vez, es imposible hablar de la chía sin hacer mención a su valor para bienestar el digestivo. Produce una sensación de saciedad prolongada, tiene propiedades antiinflamatorias y es rica en minerales.
El gel de chía es una preparación a la que a veces se le llama «huevo de chía» que permite que se puedan suprimir el uso de los huevos en un gran número de recetas (creps, repostería, flanes…).
También permite espesar las salsas y los batidos.
Los granos de chía liberan sus mucílagos en contacto con el líquido y se transforman en un gel ligeramente viscoso y neutro que evoca la clara de huevo.
Para reemplazar un huevo, mezclar una cucharada sopera rasa de granos de chía con 40 ml. de agua. Deja reposar durante 15/20 minutos, hasta obtener un gel bastante compacto. Añadirlo a la receta mezclándolo bien para incorporarlo a la preparación, o guardarlo en el refrigerador, dentro de un recipiente hermético, para ir utilizando durante la semana.
También podemos moler los granos en un molinillo de café eléctrico, por ejemplo, antes de mezclarlos con el agua, para tener un resultado más fino. Una vez que se han transformado en gel, los granos ya no son tan crocantes.
En función de la receta a la que queramos añadir el gel de chía, adaptaremos la cantidad de agua: un poquito más para un zumo o un batido, un poquito menos para un flan.
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