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Muchas de nosotras tanteamos la idea de una vida más sana. A estas alturas, seguramente ya no tenemos dudas de que cuidar nuestros hábitos es básico para vivir bien. Pero la realidad, es que muchas de nosotros seguimos atrapadas en patrones alimentarios no muy saludables.

¿Cómo detectarlo?

Estos serían algunos ejemplos comunes:

  • ¿Tienes a menudo ansiedad por comer algo?
  • ¿Te das atracones por la noche?
  • ¿Tomas refrescos comerciales azucarados?
  • ¿Cuando comes fuera de casa, haces elecciones de las que luego te arrepientes?
  • ¿Tomas a menudo snacks «basura»?

Hay muchos más, por supuesto. Quizás tu identifiques otros distintos, o quizás no los identifiques, pero quizás con seguridad sabes que:

  • Te gustaría comer mejor
  • Te gustaría sentirte más ligera y con más energía
  • Tienes dificultades para relacionarte de forma equilibrada con la comida
  • No sabes cómo cambiar

Si te encuentras con alguna de estas situaciones, ¡es buena señal!, porque están en una zona incómoda de la que te gustaría salir y mejorar.

Tomar conciencia de que queremos cambiar es imprescindible para empezar a movernos en esa dirección. Pero aún así, pueden aparecer algunos obstáculos comunes:

  • Que nuestro objetivo sea demasiado indefinido. Es difícil orientarse cuando la ruta a seguir no es concreta. Si se tiene un plan específico, en lugar de «comer más sano», es más probable que tenga éxito.
  • Querer hacer los cambios demasiado rápido. Si intentas cambiar demasiadas cosas a la vez (alimentación, ejercicio, meditación) necesitarás mucha energía, información y disciplina. Mejor ir avanzando poco a poco.
  • Vivir el cambio como una elección conveniente pero que nos priva de disfrutar de la vida. Es mucho mejor si lo sientes como un cambio hacia un estilo de vida positivo en vez de una opción aburrida.

Lo mejor es que te prepares un plan de acción práctico.

Comer sano puede resultar confuso: hay un montón de consejos, ¡tantas cosas que aprender!. Para combatir eso, elige una forma de alimentarte sencilla, con alimentos enteros, frescos, vitales. Alimentos que puedes encontrar fácilmente: cereales integrales, legumbres, semillas, verdura y fruta, frutos secos, pescado o huevos y todo ecológico, en la medida de lo posible. Beber agua, té, tal vez un poco de vino tinto. ¡Sencillo!

Póntelo fácil. Llena tu despensa de alimentos buenos, para que cuando estés cansada y estresada, con la tentación de comer algo rápido, sabroso y saciante no eches mano de los bollos, galletas, patatas fritas, helados… Póntelo fácil. Deshazte de la comida basura y ten a mano «snacks» que te gusten y sean saludables: hummus, palitos de zanahoria, chips de maíz, nueces, manzanas..

Si piensas que es caro, ¡calcula lo que te cuesta un plato de lentejas y arroz integral!. Agrégale algunas verduras verdes y tendrás una comida increíblemente sana, por muy poco.

Te pueden aparecer un montón de obstáculos. Pero ser conscientes de ellos es clave, y ahora que los hemos revisado, hablemos de algunas soluciones para sacudir nuestros patrones de alimentación.b

Tenemos que establecer un hilo conductor, un plan a seguir. Si estableces un plan concreto a seguir durante 2 semanas, verás que se vuelve muy obvio cuando desayunas un bollo, picas «snacks» basura, tomas postres excesivos o bebes demasiado alcohol. Los patrones comienzan a ser muy obvios. Cuando te pones a seguir un plan concreto, los patrones no tienen tanta libertad para surgir y empiezan a desmoronarse. Te haces consciente, ¡empieza la liberación!.

Esto es lo que te recomiendo:

  • Elabora  un plan de comidas sencillo y saludable: elige un desayuno saludable, un almuerzo saludable, una cena saludable, una merienda saludable o do basado casi en su totalidad en alimentos saludables, no en alimentos procesados. Una vez más, cereales integrales, legumbres, verduras, frutas, frutos secos, semillas, buenos aceites.
  • Sin culpas: no pasa nada si un par de veces por semana tienes compromisos y te sales del plan.
  • Renueva tu despensa: sustituye la comida basura por alimentos saludables, «snacks» ricos pero sanos: patés vegetales, verduras, frutas, frutos secos…
  • Date tiempo para adaptarte a los nuevos alimentos: si no te gusta el sabor de las verduras al principio, insiste todos los días durante una semana. Cuando un alimento es bueno para tu salud, suele acabar gustando.

Espero que estos consejos te pueden ayudar. Si deseas seguir avanzando, y dedicarle atención e intención a tu cambio de hábitos, tienes la posibilidad de hacerlo con el Círculo Radiante Es un completo programa para conseguir integrar de forma definitiva y estable unos buenos hábitos en tu vida. Esta es nuestra aportación para conseguir que cada vez más mujeres sepan manejar su salud, su energía, y por ende la de las personas que las rodean, y que así, el mundo, sea un lugar más sostenible y equilibrado.